La Plata (Buenos Aires), 23 May. 11 (AICA)
El arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, monseñor Héctor Aguer, calificó de “inaceptable” una revista sobre educación sexual integral que distribuye en forma masiva el Ministerio de Educación de la Nación, al advertir que de este modo la cartera educativa “se entromete en los hogares argentinos con una propuesta carente de sentido moral”.
“Es de esperar que rebote en el sentido común de la mayoría de los padres de familia, todavía no estragado por los ideólogos. Es una pena que se haya desperdiciado una magnífica oportunidad de hacer las cosas bien”, aseveró en su reflexión semanal por televisión.
El prelado criticó que en la publicación no haya ninguna consideración moral, que hable de “diversos tipos de familia”, como “funesta” consecuencia pedagógica de la ley del año pasado que “alteró la esencia del matrimonio”, que fomente la masturbación como “algo absolutamente normal” y las tempranas experiencias sexuales de los jóvenes.
Tras señalar que se percibe en la revista “una obsesión por el preservativo”, indicó que “no hay referencia explícita a la finalidad misma de la sexualidad, vinculada como valor auténticamente humano con el amor, con el matrimonio y la familia”, y marcó errores científicos “muy serios”, como decir que la “píldora del día después” no afecta para nada el embrión.
Penosa revista sobre educación sexual
“El 28 de abril pasado, el Ministerio de Educación de la Nación presentó una revista destinada a las familias argentinas para ayudarlas a transmitir a sus hijos nociones sobre su vida sexual. La revista se llama “Educación Sexual Integral. Para charlar en familia. Se hicieron seis millones de ejemplares con la ayuda del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, que deberán llegar a los padres a través de sus hijos, ya que están siendo enviados a los colegios”.
“El Ministro de Educación, en el prólogo, presenta este proyecto por referencia al concepto de educación sexual integral, que no se reduce a hablar de las relaciones sexuales, sino que incluye la afirmación y respeto de valores específicamente humanos. Lamentablemente eso es lo que no aparece luego en el interior de esta publicación. Y lo digo con pena, porque es una buena ocasión desperdiciada”.
“En primer lugar la revista se demora en la descripción de los órganos sexuales y de su funcionamiento. Llama la atención desde el comienzo la falta de toda consideración moral, como si ese ámbito de la conducta humana no debiera regirse por la conciencia recta y el empeño de la voluntad en el bien. Si se habla de responsabilidad, ésta no se refiere a parámetros objetivos de orden moral”.
“Se dice en la página 13 que hay diversos tipos de familia y que no hay uno mejor que otro; todos son buenos. Habla el texto de familias con dos papás, con dos mamás, con un papá y una mamá, con un papá solo, con una mamá sola. En este punto se desliza una confusión, porque no es lo mismo que falte uno de los progenitores porque ha ocurrido una separación o se da un caso de viudez que las formas antinaturales de unión que hoy día quieren ser presentadas como verdaderas familias. Se advierte en este tema la funesta consecuencia pedagógica de la ley que el año pasado alteró la esencia del matrimonio”.
“En la publicación se presenta la masturbación como algo absolutamente normal y prácticamente necesario en el desarrollo de la pubertad. Se lo compara con los tocamientos que hacen los bebés de su cuerpo para explorarlo; así también los adolescentes buscan sensaciones placenteras. Aquí no se ofrece tampoco ninguna consideración moral”.
“En cuanto a las relaciones sexuales de los adolescentes, la revista señala que ellos tienen el derecho a decidir cuándo iniciarse en tales experiencias. No se insinúa la necesidad de presentar una orientación; sólo se constata que algunos muchachos y chicas deciden tener relaciones, otros deciden esperar al matrimonio, como si fuera exactamente lo mismo. El contexto permite observar que la insistencia en un “cuidarse” ajeno a toda valoración moral equivale a una velada promoción de relaciones sexuales prematuras”.
“Se registra en la publicación una obsesión por el preservativo. Se habla de todos los métodos anticonceptivos, pero sobre todo el preservativo es considerado como el único eficaz para prevenir el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual, incluso el sida. Se emplean varias páginas para insistir en la necesidad de su uso, con precisas instrucciones. Contradiciendo datos científicos fehacientes se oculta que el preservativo no es absolutamente eficaz, sobre todo para impedir el contagio del virus que provoca el sida”.
“Por otra parte, no hay ninguna referencia explícita a la finalidad misma de la sexualidad, vinculada como valor auténticamente humano con el amor, con el matrimonio, con la familia. Se admite el hecho de las parejas adolescentes como algo normal. No se habla de virtudes, de continencia, de castidad”.
“Hay otros errores científicos muy serios. Se dice, en la página 25, que la pastilla de anticoncepción hormonal de emergencia –la píldora del día después- no afecta para nada al embrión, sino sólo retrasa la ovulación y espesa el moco del cuello del útero para impedir que el espermatozoide se encuentre con el óvulo y evitar así el embarazo. Se sostiene errónea o engañosamente que ese recurso no afecta en nada al embrión, es decir que el embarazo puede continuar su desarrollo normal. ¡Esto no es así! Todo el mundo sabe que las sustancias químicas contenidas en esta píldora impiden la anidación del embrión si la fecundación se ha producido, provocando de este modo un aborto ultratemprano.
“Otro capítulo: se presenta la sexualidad como un abanico de opciones. En esta noción asoma la perspectiva de género y el constructivismo que impregna los diseños curriculares de varias materias escolares. Según esta doctrina “oficial” hay diversas maneras de vivir la sexualidad y todas son igualmente buenas; no cabría hacer aquí ninguna calificación moral negativa. Se pretende –es claro- hacer pasar el comportamiento homosexual como una conducta de idéntico valor que la heterosexualidad”.
“Esta publicación es inaceptable. El Ministerio de Educación de la Nación se entromete en los hogares argentinos con una propuesta carente de sentido moral. Es de esperar que rebote en el sentido común de la mayoría de los padres de familia, todavía no estragado por los ideólogos. Es una pena que se haya desperdiciado una magnífica oportunidad de hacer las cosas bien”.
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