Buenos Aires, 20 Ago. 10 (AICA)
En un artículo publicado en el diario La Nación con el título “La defensa de los que tienen menos poder”, el presbítero Víctor Manuel Fernández, a cargo del Rectorado de la Universidad Católica Argentina, invitó a “no ser superficiales con el tema del aborto”, y pensar a fondo, porque “si sólo tiene derechos el ya ‘desarrollado’, ¿con qué argumento sólido podremos otorgar un carácter indiscutible a los derechos humanos de los más débiles?”, interpeló. “La defensa de la vida humana requiere fundamentos inquebrantables y jamás sujetos a discusión, para asegurarnos de que no se repetirán las diversas barbaries del siglo pasado. El único modo de establecer estos fundamentos firmes es sostener que la vida humana es sagrada siempre, desde su gestación hasta la muerte natural”, explicó. Asimismo, advirtió que “de otro modo, los inteligentes y poderosos encontrarán hábilmente excusas para eliminar al que molesta por considerarlo menos desarrollado: a los deformes, a los ‘negros’ de las villas, a los ancianos, a los ‘bolitas’, a los dementes, a un árabe sospechoso, etcétera”.
En un artículo publicado en el diario La Nación con el título “La defensa de los que tienen menos poder”, el presbítero Víctor Manuel Fernández, a cargo del Rectorado de la Universidad Católica Argentina, invitó a “no ser superficiales con el tema del aborto”, y pensar a fondo, porque “si sólo tiene derechos el ya ‘desarrollado’, ¿con qué argumento sólido podremos otorgar un carácter indiscutible a los derechos humanos de los más débiles?”, interpeló. “La defensa de la vida humana requiere fundamentos inquebrantables y jamás sujetos a discusión, para asegurarnos de que no se repetirán las diversas barbaries del siglo pasado. El único modo de establecer estos fundamentos firmes es sostener que la vida humana es sagrada siempre, desde su gestación hasta la muerte natural”, explicó. Asimismo, advirtió que “de otro modo, los inteligentes y poderosos encontrarán hábilmente excusas para eliminar al que molesta por considerarlo menos desarrollado: a los deformes, a los ‘negros’ de las villas, a los ancianos, a los ‘bolitas’, a los dementes, a un árabe sospechoso, etcétera”.
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