miércoles, 11 de agosto de 2010

El derecho a la vida :Quien esté exento de ser víctima, que asuma su condición de victimario

En estos últimos tiempos parece que el valor de la vida humana fuera variable, que dependiera del nivel de “progreso” al que aspira un país. Esta es otra faceta más del relativismo moral que se nos quiere imponer como modo de vida normal y hasta deseable.
Umberto Eco, en su libro La estrategia de la ilusión, presenta un debate de ideas muy interesante acerca de si los hombres deben ser considerados medios o fines en sí mismos, para regular las conductas entre los miembros de una sociedad. El texto alude a un razonamiento dialógico entre dos personajes acerca de la pena de muerte. El intercambio de argumentos lleva directamente a pensar acerca de cuáles son los fundamentos para que el ser humano pueda disponer de la vida de otros hombres en cualquier momento de su vida y esto lleva directamente a reflexionar acerca de uno de los estados de la vida del hombre que algunos pueden aprovechar para considerarlo menos humano: su etapa de gestación. El que sigue es uno de los fragmentos más profundos del capítulo:

Eco: Sin embargo, usarías un hombre vivo, dándole muerte, como medio de atemorizar a otros hombres.

RENZO: SÍ, pero aquél, al haber cometido el daño, es menos hombre que los demás... ¿O, no?

Eco: No. Y me inquieta el hecho de que quienes están dispuestos a considerar a este hombre menos hombre, se muestren en cambio implacables contra las prácticas abortivas, alegando que un ser humano es siempre un ser humano, aun cuando sea todavía la propuesta de un feto. ¿No están en contradicción?

RENZO: Me confundes las ideas. ¿Y la legítima defensa?

Eco: Ésta considera a dos hombres, uno de los cuales pretende reducir al otro a simple medio mientras el segundo debe evitar este atropello. Si es posible sin matar al otro, aunque si fuese necesario impidiendo al otro hacer el mal. Y, en este caso, entre el derecho del inocente y el derecho del culpable, prevalece el primero. Pero el Estado que ajusticia al culpable no le impide con eso cometer el acto y simplemente, repito, lo usa como puro medio. Y, una vez se usa un hombre como medio admitiendo que existen hombres menos hombres que otros, se anula la esencia misma del contrato con que se rige el Estado. Y, en realidad, la cuestión del aborto no contempla la pregunta de si es lícito matar a un hombre, sino antes bien si un feto es un hombre y si, propuesta informe en la profundidad del útero, está ya bajo las leyes del contrato social o sólo es propiedad del seno materno. Pero un homicida, inserto en el contrato social, es un hombre a todos los efectos. Y si se le considera menos hombre que a otro, mañana se podría considerar menos hombres a quienes se atreven a defender la pena de muerte y podría proponerse su muerte para disuadir a los demás de sostener tan insanos pensamientos.”[1]

La polémica pregunta que presenta Eco acerca de si la “propuesta de un feto” es un hombre ya ha sido respondida por la ciencia. No cabe dudas de que un ser humano es tal desde el momento mismo de su concepción. Sin embargo, la puesta en duda de esta premisa es un argumento frecuentemente utilizado –hoy más que nunca en debates de medios de comunicación-por aquellos que proponen el “aborto” como una solución a diversos problemas. Es un hecho innegable de la naturaleza indica claramente que un embrión, o un feto, es una vida humana y, como tal, debe ser protegida. Quitar esa vida es hacer morir a un ser humano existente.[2] Éste es el fundamento de la penalización del aborto .Las instituciones de salud que están destinadas a proteger la vida humana no pueden ser utilizadas para terminarla, justo cuando se inicia y cuando además, el individuo es totalmente impotente para defenderse. Actualmente hay especies animales en vías de extinción que gozan de mayor protección que un ser humano en gestación. Por lo tanto, los proyectos de pretenden despenalizar el aborto van llevando a la especie humana a una involución de la que será difícil retornar.
La conclusión a la que se arriba en el fragmento de Umberto Eco es sumamente ilustrativa acerca de los peligros a los que expone la misma arbitrariedad en la decisión de cuáles son los parámetros o criterios para decidir qué seres humanos tienen más derecho a vivir. Este es el germen de la verdadera discriminación, de la cual pueden llegar a ser víctimas injustas algún día los propios propulsores de este tipo de leyes, si a otras personas les parece en algún momento inaceptable (hasta para considerarlo indigno de vivir) su modo de pensar. Realmente este es un argumento que nos debe hacer reflexionar.
Mgter. Claudia Lencinas

[1] ECO,Umberto.La estrategia de la ilusión. Lumen.1999.Pág. 76
[2] El Doctor Guillermo Cartasso,Presidente de la Fundación Latina sostiene que “desde el momento de la concepción hay vida humana. En efecto, desde que el óvulo es penetrado por el espermatozoide se conforma una unidad con todos los elementos genéticos de un nuevo ser humano distinto del de la madre. Aunque esté recién concebido está protegido por la Constitución Nacional (artículo 75, inciso 22) y por el Código Civil que en su artículo 51 expresa: ‘todos los entes que presentasen signos característicos de humanidad, sin distinción de cualidades o accidentes, son personas de existencia visible’. Por lo expuesto los seres humanos recién concebidos sin distinción de cualidades o accidentes son reconocidos como personas de existencia visible”(“El aborto no es una cuestión religiosa sino de derechos humanos” - Buenos Aires, 5 de Agosto de 2010 -AICA)

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