En la solemnidad de San Luis Rey, los obispos puntanos han emitido una declaración en la que denuncian la injusta discriminación de la que son objeto los niños y reclaman la urgente defensa de sus derechos.
Les han negado “su derecho natural a tener un papá y una mamá”, dicen, con la reciente sanción de la “injusta ley” “por la cual las uniones del mismo sexo han pasado a considerarse idénticas a las uniones matrimoniales del varón y la mujer”, aprobada por “una escasa mayoría de legisladores argentinos -mayoría obtenida a través de intensas presiones-“. Sus consecuencias negativas, afirman, “alcanzarán su mayor gravedad en todo el ciclo escolar”, la nueva planificación inducirá a los niños “a cuestionarse la identidad sexual de la cual en su inmensa mayoría se sienten naturalmente seguros”.
Manifiestan además que “los activistas que promueven la cultura del aborto en la Argentina, son los mismos, o están estrechamente coordinados, con los que promovieron el matrimonio homosexual”.
Tras reiterar que el derecho a la vida es el primer y fundamental derecho, enfatizan, “si un niño indefenso e inocente es asesinado antes de nacer, sufre la más terrible e injusta de las discriminaciones”.
Destacan que en la “promoción legal del aborto” se invocan las cifras de mortalidad materna y se ofrece la “absurda solución” de asesinar a cientos de miles de niños “con cuidados médicos seguros, legales y gratuitos” para que sus madres no sufran peligro. Mientras que otros pretenden instalar esa práctica con un mero “trámite burocrático en que por una interpretación ‘amplia’ del Código Penal, se daría curso a una Guía Ministerial de máximo permisivismo abortista”.
“No es posible creer, concluyen al respecto, que en sociedades modernas y desarrolladas no existan posibilidades legales para un trámite de justa y rápida adopción. Ni tampoco, que se carezca de posibilidades para brindar a esas madres el apoyo social, económico, psicológico, moral y espiritual que necesitan, para no ser cómplices de la muerte de sus hijos. Todo eso es posible. Pero es rechazado por el terrible desprecio discriminatorio hacia el niño por nacer”.
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